Apreciados pastores y hermanos, reciban un afectuoso saludo.En estos días les he escrito, con el fin de animarles a seguir adelante en la gran tarea que el Señor nos ha dado: Ser testigos de su persona.
En la realización de esa misión, se hace necesario conocer en profundidad el mensaje que tenemos que transmitir, mensaje que no es nuestro, sino que viene de “arriba” y que ha quedado expuesto de manera sencilla en los evangelios.
Por tal motivo, les desafío a que en sus iglesias se abran grandes espacios de estudio en torno a la persona de Jesús y su Palabra. Les invito a que den preeminencia a la meditación de la Palabra de Dios en las reuniones de instituciones y ministerios. No se contenten sólo con tener buenos espacios de comunión y tiempos litúrgicos deleitosos, sino escudriñen la Palabra de Dios, en ella encontrarán la vida eterna y ellas son las que dan testimonio del Señor.
Por otro lado, anímense para dedicar en sus cultos un tiempo importante a la lectura pública de la Palabra de Dios. En oportunidades tenemos grandes y extensos cultos de alabanza y la lectura Bíblica es reducida, olvidando que la Palabra de Dios es aquella “espada que traspasa el alma, trayendo nueva vida” al pueblo de Dios.
Fortalezcamos nuestras Escuelas Dominicales y no hagamos de ellas un culto más. Lamento mucho que este espacio tan relevante para la vida espiritual de la iglesia, se esté reduciendo cada día más. Hay algunas iglesias donde el estudio matinal de la Palabra se ha dejado de lado, siendo reemplazado por un tiempo en donde el predicador habla y los demás escuchan, sin tener la posibilidad de preguntar o ahondar en algún aspecto del texto sagrado. No perdamos de vista las palabras del profeta, el cual declaró que el pueblo de Dios fue llevado cautivo por “falta de conocimiento”. No olvidemos que la iglesia crece y se desarrolla a la medida de un varón maduro a través del conocimiento de Cristo y su Palabra. Pensemos que construir de manera sólida sobre la roca es justamente “edificar sobre la persona de Jesús y sus palabras”. No seamos imprudentes creyendo que los falsos maestros están dormidos y no aprovecharán la oportunidad de seducir a nuestros hermanos con todo tipo de falsas enseñanzas.
Pastores y hermanos, les animo a seguir creciendo en las Sagradas Escrituras, con el fin de ser buenos testigos de la persona de Jesús. Que así sea en cada una de nuestras iglesias, es mi anhelo y entiendo que el de cada uno de ustedes.
Con afecto,
Héctor Arias Contreras
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