Apreciados pastores y directorios de las iglesias locales, reciban un saludo afectuoso en nombre de Aquél que es Cabeza y Señor de la Iglesia, Jesús nuestro Señor.Me mueve a escribir estas palabras, porque veo necesario seguir confirmando nuestra identidad y misión como pueblo de Dios.
Para todos nosotros es conocido que la ACyM nace como un movimiento de santidad que busca llevar a Cristo al corazón de las personas. Como tantas veces lo he señalado, siete son las características de nuestra iglesia en sus orígenes:
Primero, la santidad y espiritualidad como hecho central.
Segundo, somos esencialmente un movimiento laico que se expande a través del testimonio de nuestros hermanos.
Tercero, somos una entidad que nace, crece y se mueve en la unción del Espíritu Santo.
Cuarto, somos una iglesia con una gran capacidad de sacrificio.
Quinto, los hermanos mostraron un gran ánimo para cruzar fronteras.
Sexto, el único referente que tienen nuestros antepasados de fe, es la Palabra de Dios, por medio de la cual nutren sus vidas.
Finalmente, en medio de la adversidad no temen proclamar a Cristo como Señor, Salvador, Santificador y Rey que viene.
Estas siete características deben ser de inspiración para nuestra acción como iglesia aliancista en estos días. Sin duda, este marco que se nos entrega permitirá seguir expandiéndonos y siendo testimonio real, vivo, de Jesús en las comunidades donde el Señor nos ha puesto. No nos cansemos de tener como referente a Jesús y el testimonio de estos hermanos nuestros, quienes no escatimaron esfuerzo, sacrificio, tiempo y recursos, con tal de que Cristo fuese puesto en la vida de nuestros compatriotas. Es hora de ponernos en pie en nombre de Aquel que es Señor de la historia, de la vida y de la muerte, y en el poder de su Espíritu Santo, anunciar a Jesús en la densa oscuridad (espiritual y moral) que nos toca vivir.
Invito a pastores y dirigentes de las iglesias locales, para que sean ejemplo en sus comunidades eclesiales en cuanto a entrega al Señor en amor y servicio. Sin duda que tanto los antiguos miembros de la iglesia como los nuevos, se sentirán estimulados en lo más profundo de sus vidas a imitar el modelo que como dirigentes les estamos entregando. Les invito a tener como pasión única y primera “el reino del Señor y su justicia”. Junto a ustedes anhelo que recuperemos la conciencia de tener el alto honor de ser llamados “siervos de Jesucristo”. Oremos y pidamos juntos al Señor que nos despierte a una nueva experiencia con su persona y que ésta se vea reflejada en un nuevo pensar, decir y hacer que descubre a “Cristo viviendo en nosotros”.
Un abrazo fraterno para todos ustedes apreciados pastores y dirigentes de las iglesias.
P. Héctor Arias Contreras
Presidente ACyM, Chile
(Publicado con autorizacion del Pr. Héctor Arias)
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