miércoles, septiembre 10

Una nueva oportunidad para la Iglesia de Cristo: Sirviendo a Inmigrantes en Chile

Pastorear en una ciudad con Inmigrantes: Iquique
Pr. Elías Stuardo
I Iglesia ACyM Iquique

No hay día que no que me relacione con inmigrantes; están en todas partes. Son los efectos de la globalización, de una economía cambiante. El trabajo hay que buscarlo donde se encuentre.

Iquique no es la excepción. Es una ciudad multicultural. Atraídos por la Zona Franca han llegado inversionistas, especialmente de Asia, a instalarse con negocios. Han traído su cultura, su idiosincrasia y su religión, lo que representa todo un desafío para la Iglesia local.


En el sector donde se ubica la Iglesia muchas “nanas” de países vecinos trabajan en casa donde en su mayoría no se les trata dignamente. Obreros de la construcción trabajan para enviar el sustento a quienes dejaron atrás.

Me he encontrado con que muchos de ellos son técnicos o profesionales pero la necesidad les ha obligado a trabajar en “lo que se pueda”. Tristemente la explotación sexual y el narcotráfico es una constante tentación para estas personas.

La Iglesia de Iquique ha entendido que los inmigrantes no son mano de obra barata, sino personas amadas por Dios y creadas a su imagen y semejanza que tienen un valor intrínseco. Nos hemos abierto para recibir con amor a quienes son extranjeros para llevarlos a los pies de Cristo. Hoy tenemos entre nosotros a hermanos peruanos, bolivianos, brasileños, cubanos, colombianos y paraguayos. Tenemos sus banderas puestas en el altar de la Iglesia, haciéndoles sentir bienvenidos e importantes. Nuestro deseo es alcanzar a la comunidad hindú; hemos visto una puerta abierta allí que queremos cruzar.

La Iglesia que no se abre a todas las personas, no importando su cultura, su posición social, no puede llamarse iglesia de Cristo. En el culto de aniversario celebrado en el mes de abril dije: “No creo en las iglesias para pobres e iglesia para ricos, en las iglesias para blancos y otras para no tan blancos. No creo en las iglesias para nacionales y otras para extranjeros. En Cristo nos podemos encontrar y amar los unos a los otros”.

También dije que: “La mayor evidencia de verdadera conversión de una persona a Cristo es que puede ver a cualquier persona redimida por Dios a su hermano y hermana.” Porque la Iglesia no es un club, o un partido político o una logia. La iglesia es la iglesia, es el cuerpo de Cristo que debe mostrar a este mundo fragmentado y dividido el gran amor de Dios.

He sentido admiración por la Iglesia de Antioquia de Siria (Hechos 13). Era una ciudad de más de 500.000 habitantes. Era una ciudad amurallada, pero dentro de esa ciudad habían otras murallas: murallas étnicas; murallas de comunidades muy distintas. Antioquía tenía por lo menos cinco comunidades que interactuaban: la siria, la judía, la latina, la griega y la africana. Por primera vez en la historia de esa ciudad las personas empezaron a cruzar las murallas étnicas para escuchar acerca de Jesús. (Hechos 11). La iglesia se hizo multicultural. Esta fue obra del Espíritu Santo. A este suceso la comunidad gentil lo llamó ¡¡CRISTIANO!!

Esa es la Iglesia que soñamos en Iquique: Una iglesia acogedora, heterogénea y multicultural. Una iglesia que sea como un pedazo de cielo aquí en la tierra. Una Iglesia hospital, una iglesia familiar; de hecho hay hermanos extranjeros que han manifestado que la iglesia es la única familia que tienen. Que la iglesia sea el lugar en donde todas las personas heridas y confundidas puedan encontrar amor, aceptación, ayuda, esperanza, perdón, guía y aliento.

En Iquique existen, al igual que en la antigua Antioquia, murallas internas de tipo social cultural y étnicas que separan a las personas. Tenemos la mayor comunidad islámica del país. Pero además están los chinos, los indios y otras etnias. No necesitamos salir del país para alcanzarlos para Cristo; están entre nosotros. Dios algo nos quiere decir.

Pero estamos cometiendo el mismo error de aquellos que huían de la persecución: hablamos de Cristo solamente a los que pertenecen a nuestra raza o cultura.
Tengo que reconocer que no me siento preparado para enfrentar el pluralismo de esta ciudad. Me enseñaron cómo predicar a los chilenos; fui por varios años un pastor rural en el sur de Chile pero arde en mi corazón un deseo de alcanzar a esta maravillosas personas para Cristo. Como Iglesia estamos orando y estamos atentos a las puertas que se nos abran. AMEN.



INMIGRANTES EN CHILE - PROGRAMA CONTACTO 09 DE SEPTIEMBRE 2008 PRIMERA PARTE



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