jueves, noviembre 13

PROMESA DE FE EN IQUIQUE


Desde Iquique…

Una de las cosas que me impacta de la Promesa de Fe es su combinación perfecta de orden en la administración financiera y de fe en la generación de recursos. No nos aferramos a un simple o frío presupuesto ni nos quedamos en meros deseos lanzados al aire. Al contrario, nos proyectamos con visión misionera, con miras al mundo entero, clamando al Señor de Señores por la extensión de su Reino, poniendo nuestro tesoro donde está nuestro corazón, y creyendo que quien ha sido nuestro proveedor tanta veces no acortará su mano para bendecir a su pueblo que se esfuerza y se priva de placeres o bienes a fin de bendecir a otros.

Al meditar en la Promesa de Fe, recuerdo que uno de los primeros acercamientos que tuve con este sistema de provisión misionera tuvo lugar en la Iglesia Villa Los Sauces, cuando el pastor Juan Roberto Pérez nos asignó a mi esposa Ruth y a mí, la tarea de recaudar los aportes mensuales y de animar a la congregación a cumplir con la ofrenda prometida. Y recuerdo perfectamente cuando con una gran satisfacción escribimos un mail a la tesorera del DNM de ese entonces contándole que como iglesia local habíamos cumplido nuestra promesa anual. ¡Inolvidable!

Ahora que estamos del otro lado de la moneda, es decir, siendo beneficiarios directos de la Promesa de Fe como pastores misioneros abriendo una nueva iglesia en Iquique, hemos querido como familia seguir, desde luego, apartando nuestra ofrenda y seguir motivando a nuestra joven congregación para que desde sus inicios nos involucremos con esta visión…

Agradezco finalmente a nuestro Dios por el hermoso ejército de intercesores y dadores anónimos que se unen para sostener el avance misionero de nuestra iglesia nacional, y en particular honro a los diáconos y diaconisas de misiones que no cesan de comunicarse con nosotros para darnos su apoyo a la distancia. A Dios sea la gloria.

Santiago Castro Leguizamón
Iquique, Septiembre 2008

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