martes, junio 14

La Palabra de Dios: el fundamento de la Misión

“Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados”. Deut. 6:1-2
Dios no cambia. Su Palabra no cambia. Su voluntad se mantiene inalterable. Dios no evoluciona en pensamiento, ni tiene conflictos en como se desarrollarán los eventos del presente y el porvenir. Dios ha sido, es y será. Dios ha hablado de manera absoluta y suficiente. Todo lo que necesitamos saber y entender del devenir de la historia, desde el origen al destino eterno del ser humano, nos ha sido ya revelado en Su Palabra.  Por tanto, toda incertidumbre, todo paradigma, toda inseguridad, toda angustia y toda lucha, han sido respondidos plenamente en ella, desde siempre y hasta la eternidad.
“Sécase la hierba, marchítase la flor; 
más la Palabra del Dios nuestro permanece para siempre”. Isaías 40:8
Las urgencias y demandas del presente, tienden ha generar una presión tal sobre nuestras vidas, que muchas veces olvidamos, que el fundamento de todo lo que pensamos y hacemos, es la Palabra inalterable de Dios. Desecharla trae como consecuencia esclavitud y muerte, ser fiel a ella trae como consecuencia libertad y vida. El desprecio a Su Palabra es desprecio a Dios, el amor a Su Palabra es amor a Dios.
“Mas la persona que hiciere algo con soberbia, así el natural como el extranjero, ultraja a Jehová; esa persona será cortada de en medio de su pueblo. 
Por cuanto tuvo en poco la palabra de Jehová, y menospreció su mandamiento, enteramente será cortada esa persona; su iniquidad caerá sobre ella”. Números 15:30-31
La misión de la Iglesia, por lo mismo, se sustenta en todas sus áreas en la Palabra de Dios. Sin ella no existiría una historia, ni el mensaje, ni un objetivo. Orientados por ella, meditamos nuestro quehacer, escudriñamos los tiempos y caminamos confiadamente por la senda que el Señor ya trazó. No hay nuevas revelaciones, no hay nuevos caminos, no hay nuevas fuentes de agua, no hay nuevas palabras. Dios ha hablado y ha determinado el todo con absoluta soberanía.

La misión de la Iglesia, se entiende y construye desde la Palabra de Dios y para comunicar la Palabra de Dios. Por ello constituye una labor santa, sublime e irrenunciable. 
“…para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, 
mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.” Deuteronomio 8:3b”
Pr. Cristian Salgado C.

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