viernes, noviembre 5

Infancia y Misión: breve diálogo desde el DNM

La proyección del Censo 2002 para el año 2010 fue de un 23,3% de población correspondiente a niños, niñas y adolescentes en nuestro país, lo que significaría entonces que uno de cada cuatro personas chilenas, sería un infante. Estos índices entregados por las estadísticas, son motivo para poner atención, y hacer un diagnóstico de cómo están trabajando nuestras Iglesia con la infancia.

Hoy en día, hay al menos 200 millones de infantes en Latinoamérica de los cuales, la mayoría son reflejo de la pobreza o situaciones de riesgo que se presentan en sus entornos: trabajo infantil, deserción escolar, prostitución infantil, y diversas otras situaciones derivadas principalmente de la pobreza (realidad de la mayoría de los países latinoamericanos). Otras situaciones que también afectan a la infancia son las derivadas de la precariedad del sistema de salud de varios países latinoamericanos, que no son capaces de proporcionarles la atención primara a los niños.

Lamentablemente todos los flagelos sociales llegan a definir la vida de la infancia vulnerada, deteriorando a niños y niñas inocentes y obligándolos a vivir una vida que Dios no desea que ellos vivan.

¿La Infancia es motivo de la misión? Indudablemente es misión de la iglesia alcanzar a la infancia. Pero ¿La iglesia hoy está interesada en ellos? Observamos la generalidad de nuestras iglesias, que hablan de su labor evangelizadora en la sociedad, sin embargo no se ha detenido a plantearse claros desafíos para alcanzar a niños y niñas que hoy están sufriendo, y que el único que les puede dar consuelo y bendición es Dios. Hay esfuerzos respecto de la labor de trabajar con la infancia que está en condiciones de vulneración, podemos percibir los esfuerzos de la Alianza por medio de su Hogar de niñas en Santiago, como también alguna iglesia que está interesada en dar desayuno a los niños, y algunas otras iniciativas más.

La misión de la iglesia siempre se está desarrollando en función de lo que está pasando en el mundo, en nuestro entorno, por lo que la misión integralmente debe ser concreta, clara, no enmarcada a límites humanos, sino proyectada con el poder de Jesús. Pero ¿podríamos decir esto tan fuertemente cuando hablamos de la infancia?
El DNM CHILE está de acuerdo que la labor social de la Iglesia va de la mano con la dinámica evangelizadora, y no se pueden separar, dado que lo que predicamos es un “Evangelio Integral” (y es integral porque es íntegramente diseñado por Dios para nutrir todas las áreas del ser humano).

Hoy en día es fácil trabajar con la infancia que permanece en nuestras iglesias, ya que tienen una cultura eclesial, donde su formación está de acuerdo con los valores cristianos, y donde la labor de trabajar con ellos es relativamente sencilla (en relación a lo que estamos hablano, porsupuesto). No es difícil cantar una canción, enseñarles manualidades o enseñar un verso bíblico a niños que están insertos en un sistema iglesia.

Sí es complejo comenzar una formación (o re- formación) en la infancia que ha sido vulnerada, que no tienen cultura eclesial, donde no tiene sentido un Dios de justicia, cuando ven tanta injusticia en sus familias, donde los valores son inexistentes y donde la sociedad poco les toma en cuenta, y donde a la Iglesia se nos olvida que Dios es un Padre de huérfanos y de viudas (Salmos 68.5), que ha venido a salvar a los abatidos, quebrantados de corazón, a darles libertad a los cautivos (Isaías 61). Definitivamente la infancia también es objeto de nuestra Misión, y como iglesia en general hemos sido llamados a alcanzarlos.

El DNM CHILE está interesado en bendecir a la infancia por medio del Evangelio de Jesús.


DNM CHILE

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