Queridos Hermanos y Amigos de la Familia Aliancista Chilena,
Jesús, “[…] al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas […] entonces dijo: […] rogad al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”.
Esta compasión de Jesús por las multitudes se sigue manifestando hoy a través del amor y testimonio de su iglesia que con generosidad, en obediencia y sin fronteras se extiende a las naciones.
Discípulos del Maestro, al igual que tú, son confirmados en el seno de la Iglesia y enviados por su Espíritu para llevar buenas nuevas de “libertad a los cautivos, vista a los ciegos y libertad a los oprimidos”, en su ciudad y más allá.
De esta forma el Reino de Dios se establece en el corazón de quienes han creído, confirmando día a día el Señorío de Cristo sobre sus vidas.
Y así, de todas las naciones se elevan alabanzas a Jesús, quien con su “sangre compró para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación”.
Esta es nuestra vocación y llamado, y la visión que ha movido a la Alianza Cristiana y Misionera por más de 100 años. ¡CRISTO PARA EL MUNDO!
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